martes, 17 de septiembre de 2013

MALADETA (3.350 m.)

También conocido como Montes Malditos. Estas abruptas y grandiosas montañas estuvieron siempre para los montañeses envueltas en un aire de misterio y de leyenda. Se cuenta que donde hoy se asientan los hielos y los grandes bloques de roca, se extendían antaño ricos praderíos donde el ganado pastaba. Los habitantes acudían allí con sus rebaños y eran numerosas las cabañas que se habían construido. Una noche de tormenta se acercó a las cabañas un peregrino hambriento y fatigado solicitando cobijo y algo de comer. Puerta tras puerta fue llamando y en todas su petición fue rechazada con dureza, siendo azuzado por los perros. Finalmente llamó en la última puerta y un pastor, más pobre que los demás lo cobijó y le dio queso y leche para comer. A la mañana siguiente el peregrino le dijo al pastor que recogiese el rebaño y le siguiese a los llanos. Cuando se alejaban del lugar, el peregrino se volvió y maldijo a todos los pastores, los cuales quedaron al tiempo petrificados con sus rebaños(1). La hierba dejó de crecer y se convirtió en hielo, para que la humanidad recordase el castigo que aguardaba a quienes carecían de sentimiento bondadoso. Los contados viajeros que se acercaron a tan desolado paraje lo denominarían a partir de entonces La Maldita o, lo que es lo mismo la Maladeta.

(1)El escribano Esteni Francesc Sauci testimonió en el año 1725: “Nosotros afirmamos que hemos ido a la Montaña Maldita y hemos observado en distintos lugares un rebaño de más de 7.000 cabezas de ganado, todas ellas convertidas en piedras”. Realmente lo que aquel hombre vió no fue otra cosa que las figuras abstractas del hielo de la morrena glaciar. El techo de la región de la Maladeta es la máxima elevación de los Pirineos: el pico Aneto, con 3.404 m de altitud, ascendido por primera vez en el año 1842 por Albert de Franqueville y Platón de Tchihacheff.



Maladeta (3.350 m.)
Tamién conoxito como Montes Malditos. Istas feriosas e grandizas montañas estión cutio ta os montañeses embolicatas en un aire de misterio e de leyenda. Rezentan que do güé se posan os chelos e os grans bloques de roca, s’estendillaban antigamén ricos tascals an o rabaño paxentaba. Os abitans acudiban astí con os rabaños suyos e yeran muitísmas as cabañas que se b’eban construito. Una nuei de tronada s’amanó ta ixas cabañas un pelegrino fambruto e eslanguito, demandando alox e bellacosa de minchar. De puerta en puerta estió demandando e en totas a suya demanda estió refusata, estando –á la fin- enzurizato por os cans. En zaguerías, trucó e un pastor, más pobre que a resta de chen, lo acubiló, dando-le formache e lei ta minchar. De maitins, o pelegrino li dizió á o pastor que replegase o rabaño e li siguise enta os plans. Cuan se’n alexaba, o pelegrino se’n tornó e maldezió á toz os pastors, os cuals de sopetón quedón feitos piedra chunto á os suyos rabaños. A yerba dixó de crexer e se fazió chelo ta que a umanidá remerase o castigo que acayezeba a qui carexeba de bel sentimiento de bondá. Os chustos biachers que s’amanón ta iste paisache disierto,  lo clamarban a partir d’allora A Maldita u, lo que ye lo mesmo A Maladeta.

(1)L’escribano Esteni Francesc Sauci testimonió en l’añada 1725: “Nosotros afirmamos que hemos ido a la Montaña Maldita y hemos observado en distintos lugares un rebaño de más de 7.000 cabezas de ganado, todas ellas convertidas en piedras”. Reyalmén o que ixe ombre beyió no estió atra coseta que as feguras astrautas de o chelo de la morrena glazial. O teito de a rechión de a Maladeta ye a masima puyadura de os Perineus: a tuca l’Aneto, con 3.404 m de altitud, puyato per primer bez en l ‘añada 1842 per Albert de Franqueville e Platón de Tchihacheff.