También conocido como Montes Malditos. Estas
abruptas y grandiosas montañas estuvieron siempre para los montañeses envueltas
en un aire de misterio y de leyenda. Se cuenta que donde hoy se asientan los
hielos y los grandes bloques de roca, se extendían antaño ricos praderíos donde
el ganado pastaba. Los habitantes acudían allí con sus rebaños y eran numerosas
las cabañas que se habían construido. Una noche de tormenta se acercó a las
cabañas un peregrino hambriento y fatigado solicitando cobijo y algo de comer.
Puerta tras puerta fue llamando y en todas su petición fue rechazada con
dureza, siendo azuzado por los perros. Finalmente llamó en la última puerta y
un pastor, más pobre que los demás lo cobijó y le dio queso y leche para comer.
A la mañana siguiente el peregrino le dijo al pastor que recogiese el rebaño y
le siguiese a los llanos. Cuando se alejaban del lugar, el peregrino se volvió
y maldijo a todos los pastores, los cuales quedaron al tiempo petrificados con
sus rebaños(1). La hierba dejó de crecer y se convirtió en hielo, para que la
humanidad recordase el castigo que aguardaba a quienes carecían de sentimiento
bondadoso. Los contados viajeros que se acercaron a tan desolado paraje lo
denominarían a partir de entonces La Maldita o, lo que
es lo mismo la Maladeta.
(1)El
escribano Esteni Francesc Sauci testimonió en el año 1725: “Nosotros afirmamos
que hemos ido a la
Montaña Maldita y hemos observado en distintos lugares un
rebaño de más de 7.000 cabezas de ganado, todas ellas convertidas en piedras”.
Realmente lo que aquel hombre vió no fue otra cosa que las figuras abstractas
del hielo de la morrena glaciar. El techo de la región de la Maladeta es la máxima
elevación de los Pirineos: el pico Aneto, con 3.404 m de altitud,
ascendido por primera vez en el año 1842 por Albert de Franqueville y Platón de
Tchihacheff.
Maladeta (3.350 m .)
Tamién conoxito como Montes Malditos. Istas
feriosas e grandizas montañas estión cutio ta os montañeses embolicatas en un
aire de misterio e de leyenda. Rezentan que do güé se posan os chelos e os
grans bloques de roca, s’estendillaban antigamén ricos tascals an o rabaño
paxentaba. Os abitans acudiban astí con os rabaños suyos e yeran muitísmas as cabañas que se b’eban construito. Una nuei de tronada s’amanó ta ixas cabañas
un pelegrino fambruto e eslanguito, demandando alox e bellacosa de minchar. De
puerta en puerta estió demandando e en totas a suya demanda estió refusata,
estando –á la fin- enzurizato por os cans. En zaguerías, trucó e un pastor, más
pobre que a resta de chen, lo acubiló, dando-le formache e lei ta minchar. De
maitins, o pelegrino li dizió á o pastor que replegase o rabaño e li siguise
enta os plans. Cuan se’n alexaba, o pelegrino se’n tornó e maldezió á toz os
pastors, os cuals de sopetón quedón feitos piedra chunto á os suyos rabaños. A
yerba dixó de crexer e se fazió chelo ta que a umanidá remerase o castigo que
acayezeba a qui carexeba de bel sentimiento de bondá. Os chustos biachers que
s’amanón ta iste paisache disierto, lo
clamarban a partir d’allora A Maldita u, lo que ye lo mesmo A Maladeta.
(1)L’escribano
Esteni Francesc Sauci testimonió en l’añada 1725: “Nosotros afirmamos que hemos
ido a la Montaña
Maldita y hemos observado en distintos lugares un rebaño de
más de 7.000 cabezas de ganado, todas ellas convertidas en piedras”. Reyalmén o
que ixe ombre beyió no estió atra coseta que as feguras astrautas de o chelo de
la morrena glazial. O teito de a rechión de a Maladeta ye a masima puyadura de
os Perineus: a tuca l’Aneto, con 3.404 m de altitud, puyato per primer bez en l
‘añada 1842 per Albert de Franqueville e Platón de Tchihacheff.